Santo Domingo.- No es una noticia de último minuto tampoco un evento nuevo, pero ya nos estamos acostumbrando a esto, me refiero a los vendedores ambulantes quienes tienen sus establecimientos improvisados es las aceras de nuestra ciudad.Hemos visto decenas de operativos, por parte de las autoridades municipales, que buscan desalojar a estos comerciantes, pero sin éxito alguno. Estos alegan que se están ganando el pan con dignidad y que los reubiquen.
Entre los productos que se venden en dichos establecimientos podemos citar: frutas, jugos naturales, refrescos, empanadas, entre otros. Que de vez en cuando nos sacan de un compromiso estomacal (hambre).
Escuchando las dos campanas:
¿Es el desempleo una causa o factor determinante de la existencia de estos vendedores informales?, dichos vendedores así lo afirman, alegando que tienen que buscárselas como puedan para poder sostener a sus familias, pero, dejando a un lado el agente socioeconómico nos encontramos con la obstrucción de las aceras, es decir, éstas están hechas para el libre tránsito de los peatones, no para vender.
Es algo abusivo y a veces jocoso tener que caminar por las calles, corriendo el peligro de ser atropellado, solo porque las aceras destinadas para caminar se han convertido en puntos de venta, tan reconocidos que al mismo tiempo vienen a ser puntos de referencia a la hora de citar una dirección.
Este problema, que está en aumento cada día, debe ser encarado por las autoridades competentes, a fin de que se busque una solución reubicando a estos vendedores ambulantes y con esto dejando las aceras de nuestra capital libres a los peatones.
Entre los productos que se venden en dichos establecimientos podemos citar: frutas, jugos naturales, refrescos, empanadas, entre otros. Que de vez en cuando nos sacan de un compromiso estomacal (hambre).
Escuchando las dos campanas:
¿Es el desempleo una causa o factor determinante de la existencia de estos vendedores informales?, dichos vendedores así lo afirman, alegando que tienen que buscárselas como puedan para poder sostener a sus familias, pero, dejando a un lado el agente socioeconómico nos encontramos con la obstrucción de las aceras, es decir, éstas están hechas para el libre tránsito de los peatones, no para vender.
Es algo abusivo y a veces jocoso tener que caminar por las calles, corriendo el peligro de ser atropellado, solo porque las aceras destinadas para caminar se han convertido en puntos de venta, tan reconocidos que al mismo tiempo vienen a ser puntos de referencia a la hora de citar una dirección.
Este problema, que está en aumento cada día, debe ser encarado por las autoridades competentes, a fin de que se busque una solución reubicando a estos vendedores ambulantes y con esto dejando las aceras de nuestra capital libres a los peatones.
The Punisher.-




